Una de cada dos mexicanas
usa anticonceptivos.
El 48.8 por
ciento recurren a la oclusión tubaria bilateral o salpingoclasia, 14.2 por
ciento a métodos hormonales y 6 de cada 10 a prácticas tradicionales
Medios de
protección seguros, eficaces, cómodos y asequibles
CIUDAD DE MEXICO (11/MAR/2012).-Preservativos, diafragmas, dispositivos intrauterinos, píldoras, parches,
espumas, implantes o métodos quirúrgicos. La variedad de anticonceptivos hoy en
día es tan amplia como las necesidades de cada mujer.
De acuerdo con
la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2009, en
México la mitad de las mujeres son usuarias de algún anticonceptivo, de ellas,
48.8 por ciento recurren a la oclusión tubaria bilateral o salpingoclasia
(ligamento de trompas uterinas), 14.2 por ciento a métodos hormonales y 6 de
cada 10 a prácticas tradicionales (coito interrumpido y ritmo).
Pero ¿qué buscan actualmente las
mujeres en los anticonceptivos?
Según datos de Bayer
Pharmaceuticals México, quienes desean emplear estos métodos buscan
características determinadas que los hagan accesibles a su ritmo de vida. Entre
ellas figuran que sean seguros, eficaces, cómodos y asequibles.
Asimismo, las usuarias desean que los
anticonceptivos no sean permanentes y que al interrumpir su uso puedan
recuperar la fertilidad lo más pronto posible.
Ello sin contar que también buscan que el método
elegido les ofrezca un beneficio adicional a su salud y garanticen que no habrá
aumento de peso, entre otros posibles efectos secundarios.
En lo que se refiere a los anticonceptivos hormonales, el doctor Philip Smits,
ejecutivo de la farmacéutica, aseguró que en ocasiones algunas mujeres no los emplean
por mitos relacionados con el origen del cáncer, problemas de fertilidad o
daños al nacer.
Sin embargo, reconoció que durante los primeros
meses de uso hay riesgos de desarrollar coágulos sanguíneos, peligro que
disminuye con el tiempo de uso. Lo cierto es que para la elección del
anticonceptivo que mejor se adapte a las necesidades de cada mujer es necesario
acudir con el ginecólogo, ya que sólo el especialista podrá hacer un
diagnóstico integral en función de las características fisiológicas de cada
persona.
Sin
embargo, existen condiciones establecidas globalmente que ayudan tanto al
médico como a la usuaria a tomar una decisión sobre el mejor método. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó por primera vez en 1996 los
Criterios de elegibilidad médica para el uso de anticonceptivos¸ con la
finalidad de ofrecer una orientación detallada sobre su uso seguro.
Estas recomendaciones se suministran mediante la
asignación de las categorías de la uno a la cuatro, donde la primera hace
referencia a los métodos que no presentan restricciones, mientras que la cuarta
representa a aquellos anticonceptivos cuyo uso presentan un factor de riesgo
para la salud.
En función de ello, en la categoría dos se
engloban los métodos cuyas ventajas de uso superan los riesgos que representan,
y se asigna la tercera cuando el riesgo de uso del anticonceptivo es mayor que
las ventajas que ofrece.
Cabe señalar que estos efectos adversos van en
función de las condiciones de salud de cada mujer, por lo que no siempre los
ocasionarán. De ahí la importancia de que no se automediquen, ni empleen
anticonceptivos sin la supervisión de un médico.
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