Las mujeres
mexicanas brillan en el deporte.
Nombres como Iridia Salazar, Belem Guerrero, María Espinoza,
Paola Espinosa, Tatiana Ortiz, Ana Gabriela Guevara y Lorena Ochoa han puesto
en alto el nombre de México en distintas disciplinas.
(Marzo,
2011-03-08).- Las deportistas mexicanas han conseguido, con base en esfuerzos,
sacrificios y de arduos entrenamientos, sacar la casta por el país a nivel
mundial. En años recientes, los resultados más importantes que han dejado
huella en el orbe los han conseguido las féminas.
Por
ello, en el Día Internacional de la Mujer, se les recuerda. Aunque algunas
veces el apoyo no llega inmediatamente, al
final, los años de esfuerzo se ven recompensados con las
preseas olímpicas,
mundiales, centroamericanas y panamericanas, que las llenan de alegría. No se
olvida que la esgrimista María del Pilar Roldán fue la primera mexicana que
logró una presea olímpica en la justa de México 1968.
Mientras que la primera medalla de oro femenil la consiguió
la pesista Soraya Jiménez en Sidney 2000, resultado que le permitió ingresar en
los anales del deporte nacional
.
En Atenas 2004, México logró cuatro de medallas, de las
cuales tres fueron con el talento femenil, en donde la ex taekwondoín Iridia
Salazar se llenó de bronce, dos de plata se lograron con la ex velocista Ana
Gabriela Guevara y la ex ciclista Belem Guerrero.
Para Beijing 2008, la taekwondoín María Espinoza subió a lo
más alto del podio en la división 73 kilogramos, y la dupla de clavadistas
conformada por Paola Espinosa y Tatiana Ortiz, logró el bronce en la plataforma
de 10 metros sincronizados.
Cabe señalar que Espinoza es un ejemplo de tenacidad, la cual
le permitió ser la primera mexicana que consigue todas las medallas de oro
posibles, las cuales se adjudicó en el Campeonato Panamericano de 2010, en el
Mundial de 2007, en los Juegos Panamericanos de 2007, en los Juegos Centroamericanos y
del Caribe de 2010 y en los Olímpicos de 2008.
Por su parte, la ex ciclista Belem Guerrero y la ex velocista
Ana Guevara subieron en varias ocasiones a los podios internacionales, se llenaron
de triunfo y labraron su nombre con letras de oro, plata y bronce, tanto en Copas del
Mundo, como Olímpicos.
Las atletas paralímpicas también
han destacado. Amalia Pérez, especialista de powerlifting tiene a su hija
Melissa, una pequeña de siete años con la que comparte sus
logros, medallas paralímpicas y triunfos internacionales. Y en el terreno profesional el
nombre de Lorena Ochoa está inscrito con letras de oro, pues la jalisciense,
hoy retirada para dedicarse a su vida personal, fue la Número Uno del Mundo por
tres años. En siete años en la LPGA, ganó 27 torneos –dos Majors–. A todas
ellas una felicitación y un agradecimiento por poner en alto el nombre de este
país, en el cual las mujeres son mayoría –57 millones 481 mil 307, por 54
millones 855 mil 231 hombres.
Opinión:
El tener representantes mujeres en los deportes nos muestra las ganas que
tenemos de que nuestra voz sea escuchada y que se pueda mostrar que tenemos
mismos derechos y capacidades que los hombres que incluso somos capaces de
superarlos. Indiscutiblemente
sentidos un enorme orgullo por saber que como mexicanas les podemos transmitir
a otros países que somos personas con una enorme fuerza de voluntad y amor a lo
que hacemos, que no únicamente servimos para labores de casa ni al cuidado de
infantes si no que podemos salir de esos trabajos habituales para realizar
otros no tan habituales en donde podemos toda la entrega posible que nuestro
cuerpo nos de.
Es
importante que las mujeres no se llenen de barreras al creer que por el deporte
que ellas practican y normalmente es de hombres no puedan llegar lejos y
cumplir sus sueños, esos “imposibles” en
su mente deben de desaparecer por completo por que mente obstruida nunca
llegara a lograr nada.
Finalmente espero que mas mujeres incluyéndome podemos
llegar lejos infinitamente logrando nuestros objetivos pero sobre todo el
lograr sentirnos orgullosas de nuestros logros y por ser quien somos realmente,
que nunca debes de bajar la cabeza por alguna adversidad si no al contrario
mantenerla en lo alto en modo de una
lucha constante si en algún momento las lagrimas salen que sean de felicidad no
de tristeza.
Amémonos
como somos y que ese amor nos lleve a luchar por la equidad de género en todo
el mundo.
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